Cuerpos diversos: Ser transexual
Por O. Rendón Azuaje y Madeleine Navas publicado en Guayoyo en Letras el dia 1 de Noviembre de 2015
http://guayoyoenletras.net/2015/11/01/reportaje-cuerpos-diversos-ser-transexual/
Las personas transgénero están en todas
partes. Sin embargo, en la sociedad venezolana, ser transexual es vivir
al margen, entre el silencio y el estigma; con la pesada carga cultural
que se le confiere a la palabra misma: pobreza, prostitución, hambre,
desempleo. Viven en muchos casos, rodeados de invisibilidad y
ostracismo, pero, ¿Es eso del todo cierto?, ¿Qué significa
verdaderamente ser transexual?, ¿Cómo es su día a día?, y más
interesante aún, ¿Qué implica ser transexual en Venezuela?
Guayoyo en Letras
presenta el siguiente reportaje sobre los cuerpos diversos y sus
cotidianidades dentro de la sociedad venezolana. Saque usted sus propias
conclusiones.
“Empecé
desde pequeño a aburrir los estereotipos de género, no entendía por qué
mi ropa era rosada, por qué no podía ensuciarme, por qué debía jugar
con muñecas…”, Fernando nació en Valencia, y desde muy
pequeño, sintió que algo no andaba bien… porque vivía bajo la sombra de
otro nombre y otro género con el que ya no se identificaba. Fernando
nació, según los doctores del hospital: en un cuerpo de mujer.
Su infancia fue solitaria, y describe sus primeros años en Valencia como
el niño que prefería trepar árboles solo, antes que ir jugar con sus
compañeros; sin embargo, recuerda aquellos días con ternura: “Siempre
fui un niño amoroso, mi mamá me crió a besos”.
“La transexualidad es una condición en
la que el individuo nace de un sexo pero se identifica de otro,
rechazando los procesos fisiológicos y hasta anatómicos propios de su
condición; lo cual genera intenso malestar en la persona”, explica el
sexólogo Edison Pazmiño, desde Colombia.
El no encajar, el aislamiento y el
silencio fueron los síntomas de un proceso personal que de niño no
lograba entender; porque aquella identidad masculina empezó a hervir
dentro de su mente desde muy pequeño, y al final, terminó construyendo
a Fernando, un Hombre transexual. “Lo supe desde que tengo conciencia,
fue bastante doloroso cuando no lo comprendía. A los 14 años lo asumí y a
los 18 me declaré públicamente. Soy un hombre feliz y pleno”, dijo al
equipo de Guayoyo en Letras.
Hoy, Fernando vive en Ecuador con su
esposa Diane, gusta de la música y toca el saxofón, dice que su canción
favorita es Englishman in New York. Tiene interés por la psicología, se
dedica al activismo. Él y Diane están a la espera de un bebé; Fernando
conservó su aparato reproductor “femenino” y decidió usarlo
para concebir a su primer hijo(a). Fernando está embarazado, “Esto para
mi ha sido una bendición, la noticia me ha desbordado de felicidad,
nosotros lo deseábamos profundamente”.
Discriminación, “los gajes del oficio”
Debido a su embarazo y al impacto
mediático que ha tenido, los comentarios no se hicieron esperar: apoyo,
rechazo, confusión; pero Fernando ya no se preocupa, porque hacerlo, lo
apresa, “la gente juzga sin cesar”, explicó. Recuerda la experiencia
incómoda que tuvo con la doctora en su primer eco, quien recalcó
repetidas veces cómo estaba estructurado su sistema reproductor,
insistiendo que eso lo convertía en mujer y que debía asumirse como tal;
también agregó que responde ante estas situaciones con amor y respeto,
él sabía que esto iba a suceder, ellos ya estaban preparados y lo mismo
hará cuando su hijo(a) nazca, para que entienda que los comentarios
tóxicos no son su culpa.
Recalca que es importante que se tomen
medidas para la situación de las personas transexuales en Venezuela,
donde aspectos básicos de la vida como la salud y el empleo son temas
complicados de tratar, “espero pronto que la ley nos ampare, porque es
difícil cuando tus documentos legales no concuerdan con tu imagen, la
gente automáticamente lo rechaza por transfobia o porque es
desconocido”.
Hay legislaciones en Venezuela que
protegen, tímidamente, la identidad de género de una persona, por
ejemplo: La Ley Orgánica del Poder Popular, que en su artículo 4, expone
que no se contempla la discriminación por orientación sexual, identidad
y expresión de género. Asimismo, los artículos 19 y 21 de la
Constitución establecen el principio de no discriminación y el derecho
al libre desenvolvimiento de la personalidad. Sin embargo, al consultar
con fuentes pertenecientes a la comunidad transexual, nos informaron de
que estas leyes rara vez se cumplen.
¿Qué significa para Fernando ser una persona transexual?
— Ser trans es una persona cuya
masculinidad o feminidad no nace en sus genitales. Una persona trans es
aquella que posee un cuerpo biológico distinto a lo que aprendemos en un
libro de anatomía, somos naturalmente, hombres con vagina y mujeres con
pene.
***
Francis vive en Carúpano, y su biografía en Facebook alberga: “Soy una joven transgénero, católica, comprometida con Dios.”
Ella supo desde muy pequeña acerca de su
identidad sexual, por eso mismo no sabía cómo llamarlo, mucho menos
cómo explicarlo; llegó a asociarlo con la homosexualidad y fue a sus 19
años cuando conoció la palabra “Transexual” en internet, por fin supo
cómo determinar lo que estaba viviendo y lo define como: “La transexualidad más allá de los conceptos, para mí es una característica más de mí. No es algo que me define totalmente.”
Su familia la ha apoyado desde entonces,
ahora Francis estudia turismo, tiene un lugar en su comunidad católica
junto a los jóvenes, y forma parte de los dirigentes de un grupo de
niños scouts.
No le molesta hablar de su pasado, lo ve como una cadena de experiencias de las que aprendió mucho.
¿Cómo aborda Francis el tema religioso?
Desde pequeña fue católica, pese a que
sus padres nunca fueron practicantes. Afirma que donde vive (Carúpano)
las personas pisan la iglesia tres veces en su vida: la primera cuando
los bautizan, la segunda cuando hacen la primera comunión y la tercera
cuando mueren. Sin embargo, siempre se sintió atraída por la iglesia
católica, lo que le trajo conflictos a la hora de aceptarse, por ese
miedo bárbaro al rechazo. Se alejaba de la iglesia, pero siempre
terminaba por volver.
Cuando decidió hacer la transición,
estaba tomando clases de catequesis para adultos y a sus 20 años hizo la
primera comunión. Por un grupo de jóvenes misioneros redentoristas que
visitaban su pueblo, fue que se enamoró de la vocación misionera y
decidió seguir a Jesús, educándose en la fe católica. Desde ese momento
se unió a un grupo juvenil misionero, aunque su vida en la iglesia ha
sido difícil en muchos aspectos: el no pertenecer a los chicos, ganarse
un lugar con las chicas y el darse a conocer y reconocer como mujer. Sin
embargo, no ha sufrido rechazo dentro de la iglesia pues es el lugar en
el que más a gusto está; es el lugar al que pertenece.
— Bíblicamente, ante Dios puede y siga
siendo hombre. No lo sé. Pero respondiendo a una encuesta donde se me
preguntaba qué me diría Dios después de terminar mi transición y me
presentara ante Él, yo respondí: “Aprendí que Dios es como un padre y
como mi padre Él me diría: No fuiste el mejor hombre, de hecho no lo
fuiste. Te di ese cuerpo porque supe que lucharías, te hice fuerte. Tus
padres te presentaron a mi como Franklin, pero fue Francis la que
decidió seguirme”.
Francis ha pasado por crisis
espirituales, se siente atraída por la vida religiosa pero en su
“condición” es difícil. Cree que no la aceptarían en una comunidad de
religiosos; y en un seminario tendría que reasignarse al género
masculino y vivir como tal, además de que entrar al seminario es
difícil. Ella asegura que Dios todavía la necesita en su parroquia, por
lo tanto no descarta ninguna posibilidad. Se considera una mujer de
oración y sigue descubriendo lo que Dios quiere de ella.
Francis se enamoró de Jesús y por eso es
un motivo de burlas, agregándole el ser transexual. Cuando comparte su
testimonio se siente de maravilla siempre y cuando pueda ayudar a
alguien, aunque pocas veces habla de eso.
—Sin duda, la mejor inversión de mi
juventud fue dedicarla al servicio de Dios en su Iglesia, con los
jóvenes, con los niños y con los necesitados. Sostiene Francis.
Para Francis la etapa más horrible de su
vida fue el bachillerato, pues su “condición” fue el centro de burlas,
acosos y peleas. La magnitud de todo esto fue que algunos profesores
llegaron a insinuarse, pero ella no les guarda rencor.
Procesos
El ser transexual conlleva a ciertos procesos, tales como: los procesos físicos y los procesos de documentación oficial.
Francis está esperando llevar los
exámenes de protocolo al médico para empezar la terapia hormonal. Pero
no ha podido viajar por problemas económicos.
En cuanto a los documentos oficiales, se
presenta como Francis desde hace tres años, aún está acostumbrando a su
familia y amigos a llamarla así. En cuanto a la universidad habló con
sus profesores y llegó a un acuerdo con ellos: solo firma con su nombre
legal en los exámenes, y les pidió que se dirigieran a ella como
“Francis”, en femenino; se vio en la necesidad de explicarles su proceso
y lo han aceptado.
Metas y sueños, a corto y a largo plazo:
Francis tiene metas y sueños, como todos nosotros.
Su meta es graduarse en Turismo y
empezar su transición; desea tener un desenvolvimiento acorde a ser
mujer. Dedicar su vida a Dios e irse de misionera a otro continente es
su sueño. Trabajar con niños se le da muy bien, por eso desea bregar,
bien sea con catequesis o según su profesión futura, tener una agencia
de viajes y llevar a cabo un plan vacacional para niños. Francis no ha
tenido inconvenientes respecto a su transición al tratar con infantes.
Uno de sus sueños frustrados es tener
una familia “normal”, como tener hijos y ser esposa. Pero ella sabe que
no puede, al menos ser madre del modo convencional. Ha pensado
en adoptar, pero sabe que también es un tema difícil; empezando porque
ahorita no tiene una pareja estable. En Carúpano es casi nula la
posibilidad de encontrar una pareja, hay tres tipos de personas: Los
homosexuales, Los heterosexuales ocupados y las personas transfóbicas.
Lo que ha hecho es compensar ese sentimiento con su trabajo religioso
con los niños.
Si te sientas a platicar con Dios… ¿qué le dirías en cuanto a todo lo que has tenido que vivir?
Francis: Con Dios me
siento a platicar muy seguido, le cuento de mis sueños, metas, dudas
(que son muchas), le hablo de mi inquietud y de mi vocación. Le digo que
haga de mí como Él quiera, que me lleve adonde me necesite más, donde
haga falta. Le hablo de mis amistades, creyentes o no, de mi transición…
Todo mi futuro lo dejo en sus manos que por ahora me pide que ame tanto
como duela.
***
“La
mayor anécdota de mi infancia es que jugaba con mis vecinas al papá y a
la mamá y obviamente siempre fui el papá, el hombre que inventaba
carros con su bicicleta y hacía que manejaba y le abría la puerta a la
señorita con la que estaba, eso es lo que más recuerdo, además de
siempre querer carros a control remoto, pero me regalaban Barbies.” Le contó Gabrielle al equipo de Guayoyo en Letras.
Gabrielle Mendoza nació
en Caracas, tiene 25 años y vive en Valencia. Paramédico desde hace 10
años y ejerce profesionalmente desde hace 5 años. Opina que la persona
transexual nace y no se hace, afirma que nadie elige serlo, se trata de
la identidad de género, de cómo se siente como persona.
Lo más difícil para él es costearse
todos los gastos para realizar la transición; en estos momentos no ha
iniciado con el tratamiento endocrinológico de reemplazo hormonal, por
la misma razón: “el dinero ahorita no es nada y he tenido que priorizar
en otras cosas”, comentó. Sin embargo, eso no lo detiene, está haciendo
ejercicios regularmente y eso le ha hecho verse más masculino, “por los
momentos eso funciona”, confirma Gabrielle.
Su familia aún no conoce sobre su
transexualidad, pero desde pequeño supo que era diferente, aunque no
sabía de qué forma, por falta de información. A sus 20 años fue que
conoció que tenía disforia de género (término técnico con el que se
designa a las personas que creen o piensan que tienen una contradicción
entre su identidad de género en contraposición al sexo anatómico), lo
descubrió al ver un programa en la televisión sobre una chica
transexual, así conoció los términos médicos y todo lo relacionado.
La transexualidad le ha hecho ganar
amigos y conocer realmente quienes le apoyan y quienes no. Hasta ahora
no ha perdido nada, al contrario, se siente afortunado con las personas
que le rodean, manifiesta Gabrielle.
Además de ser paramédico, también es
rescatista y bombero voluntario de un grupo de rescate de Caricuao desde
hace 10 años. Sus compañeros de trabajo le aceptaron de buena voluntad,
aunque a veces les cuesta tratarle masculinamente. Lo complicado al
momento de atender a un paciente, es cuando se dan cuenta de que es
mujer (porque a veces se nota, según Gabrielle) y le excluye de ciertas
cosas, como cargar al paciente o hacer alguna maniobra, lo que le parece
impresionante, pues excluyen mucho a la figura femenina de esas
actividades, cuestión con la que no está de acuerdo pues todos son
paramédicos y deben hacer lo mismo.
Si tuvieras la oportunidad de volver a nacer y trazar tu camino, ¿decidirías la transexualidad?
Gabrielle: Claro que
sí. Ser trans me ha hecho la persona que soy ahora. Me ha hecho conocer a
los amigos que tengo que los amo muchísimo y me alegro que estén en mi
vida y si no fuera trans seguramente ni los conocería, todo tiene un
porqué en nuestras vidas y si me tocó ser así, nacer en un cuerpo con el
cual no me identifico plenamente, por algo fue.
En Venezuela existen limitados lugares y
especialistas que atienden los casos y necesidades de las personas
transexuales. Caracas cuenta, por ejemplo, con Plafam, la Asociación
Civil de Planificación Familiar que sirve como un espacio de atención
psicológica y clínica que ofrece, según su página web, servicios de salud libres de discriminación; mostrando un paquete completo que incluye: apoyo
Psicológico, terapia Hormonal para la Feminización, terapia Hormonal
para la Masculinización, cirugías para la Afirmación del Género, control
Ginecológico, control Urológico, etcétera.
El Centro de Investigaciones
Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela (CIPPV), también
insertó en su programa de atención, una unidad médica especializada en
cuestiones del género; donde las personas transexuales reciben el apoyo
de un equipo completo de doctores que los acompañan durante la mayor
parte de su proceso de transición de un género equivocado a otro, sentido por el paciente.
En el CIPPV, se maneja un programa terapéutico fundamental donde se
emplean cuatro ejes principales: Reasignación Social (la persona debe
asumir roles de género al cual se identifica), Reasignación hormonal
(aplicación de hormonas según el sexo sentido por el paciente), y,
finalmente la Reasignación quirúrgica cuyos cambios pueden ser o no
irreversibles. El doctor Pazmiño, médico y sexólogo de esta unidad,
advierte que: “este no es un proceso de velocidad, sino de mucha
paciencia y disciplina, para evitar así el menor número de
complicaciones que puedan resultar de dichos procesos”. Otras
organizaciones pertinentes son: Fundación Reflejos de Venezuela, A.C
Divas de Venezuela, La Organización Trans de Venezuela y La Organización
Venezuela Trascendental.
El doctor Pazmiño también añadió que es
necesaria una reforma constitucional para crear políticas de salud
pública en atención a las personas transexuales, como se contemplan en
países como Cuba y España; en los que se realizan procesos de atención
integral para que la sociedad se eduque, tolere e incluya a esta
población “vulnerable”.
Nota:
durante el proceso de investigación de este reportaje no se encontró un
censo oficial en el que se registre a la comunidad transgénero. Aunque
se sabe con certeza, que el Ministerio Popular para la Mujer e Igualdad
de Género recibió recientes propuestas para implementar legislaciones
específicas a favor de la comunidad transexual.